La vida moderna

Esta semana, por pura casualidad, he acabado traduciendo un vídeo sobre fast fashion y visitando los almacenes de Roba Amiga en Barcelona.

Ambas experiencias me han servido para reflexionar sobre la vida moderna y la producción desmesurada que se produce actualmente.

Hace años, la ropa se diseñaba a medida y una prenda se utilizaba hasta que fuera inservible. Si había un agujero, se zurcía, y si unos pantalones eran demasiado largos, se acortaban. Hoy en día, cuando una prenda está un poco desgastada o ha pasado de moda, nos desprendemos de ella dándola a un familiar o tirándola al contenedor naranja, vamos a la tienda y nos compramos ropa nueva. Sin embargo, para que esto sea posible a un precio asequible para el consumidor, hace falta que las empresas produzcan mucho género. El resultado es que se genera una gran cantidad de residuos textiles porque es imposible vender o reciclar todo lo que se produce.

Actualmente, lo mismo sucede prácticamente con todo: producimos más comida de la que consumimos, diseñamos electrodomésticos con obsolescencia programada que no pueden arreglarse, en redes sociales es más importante crear contenido que la calidad de este, etc. Es como si nos diera igual la calidad mientras haya mucha, pero que muchísima, cantidad. Sabemos que este modo de vida no es sostenible ni para nosotros ni para el planeta a largo plazo, pero parece que nos de igual.

Por todo ello, el otro día me preguntaba si en el mundo actual donde todo es reemplazable, todo sucede rápido y lo importante parece ser que sea simplemente tener, comprar y consumir, vale la pena intentar hacer las cosas bien. Comentaba Scheherezade Surià por Linkedin que no le preocupan las traducciones realizadas por inteligencia artificial, sino que la gente se acostumbre a ellas y a su calidad. No podría estar más de acuerdo con ella.

Espero que no lleguemos al punto en el que perdamos expresiones propias del español, las substituyamos por traducciones literales del inglés, y nos de igual sacrificar nuestra riqueza léxica. Espero que no llegue el momento en el que nos acostumbremos a textos llenos de errores y sin estilo alguno solo porque se producen en cuestiones de segundo, nos evitan la espera y más o menos ya transmiten el mensaje.Espero que, pase lo que pase, aprendamos a ir más despacio y a valorar la calidad por encima de la cantidad.



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